Si quieres llevarte recuerdos especiales de Mallorca, olvida los típicos suvenires.

Para empezar el día prueba una pequeña ensaïmada para desayunar. Esta suave pasta en forma espiral es el dulce manjar de los mallorquines. Tradicionalmente se elabora sólo con la pasta aunque hoy en día la encontramos rellena de cabello de ángel, crema, chocolate, nata… Encontrarás esta delicia en panaderías y pastelerías o en mercados.

El siguiente paso es acabar de darle un toque isleño a tu imagen. Para ello nada mejor que unas alpargatas de esparto y una cesta de rafia, “unes espardenyes i una senalla” dirían los mallorquines. Encontrarás estos complementos en mercadillos y chiringuitos, aunque muchos comercios han reinventado el diseño tradicional para añadirle un toque estiloso.

Con la barriga llena y el look mediterráneo listo, ya estás apunto para ir en busca de la mejor artesanía mallorquina. La producción ceramista de la isla está compuesta por ollas, platos, jarras, cazuelas (conocidas como “greixoneres”) y figuras blancas con pequeños trazos en verde y rojo llamadas “siurells”. Todos estos artículos son algo delicados, ¡protégelos bien!

Pero si lo que buscas son piezas más exclusivas, visita las fábricas de vidrio soplado como Gordiola y La Fiore. Menaje, decoración, iluminación… Encontrarás verdaderas obras de arte donde cada creación es única. O bien, luce tu bronceado junto a las perlas y joyas de Majorica. En Manacor, donde nació y aún se encuentra la tienda de fábrica, puedes disfrutar de una visita guiada gratuita para conocer en todo detalle la creación y producción de estas pequeñas maravillas.

Gran parte de estos suvenires y recuerdos pueden ser comprados en último momento en el aeropuerto. Pero te recomendamos disfrutar de Mallorca al máximo y dediques al menos un día en descubrir su gastronomía y artesanía.

¡Y no olvides el imán para la nevera!